- ‘Pero la gran pregunta no es lo que las declaraciones de la renta de Mitt Romney nos dicen sobre Mitt Romney; es lo que nos dicen sobre la política fiscal estadounidense. ¿Hay una buena razón por la que la carga fiscal de los ricos deba ser tan increíblemente ligera?
Porque lo es. Si Romney está diciendo la verdad sobre sus impuestos, es más o menos típico de los muy ricos. Desde 1992, el Internal Revenue Service [la Hacienda estadounidense] ha estado publicando datos sobre ingresos e impuestos de los 400 contribuyentes con las rentas más altas. En 2008, el año más reciente del que se dispone de datos, estos contribuyentes pagaron solo el 18,1% de sus ingresos en impuestos sobre la renta federales; en 2007 pagaron solo el 16,6%. Si tenemos en cuenta que los ricos pagan bien poco en impuestos sobre nóminas o en impuestos estatales y locales -unas cargas importantes para las familias de clase media-, esto significa que los contribuyentes con las rentas más altas tienen que pagar menos impuestos que muchos trabajadores de a pie.
La razón principal por la que los ricos pagan tan poco es que la mayor parte de sus ingresos adoptan la forma de plusvalías, que están gravadas con un tipo máximo del 15%, muy por debajo del máximo que se aplica a sueldos y salarios. De modo que la cuestión es si las plusvalías -tres cuartas partes de las cuales van a parar al 1% más alto de la distribución de la renta- merecen un tratamiento especial.
Los defensores de los impuestos bajos para los ricos esgrimen fundamentalmente dos argumentos: que los impuestos sobre plusvalías bajos son un principio consagrado por el tiempo, y que se necesitan para fomentar el crecimiento económico y la creación de puestos de trabajo. Ambas afirmaciones son falsas.’
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