sábado, julho 19, 2008

Da série "Frases que impõem respeito" [185]

    “Ao ouvir Demétrio Alves, ex-autarca de Loures, dar uma entrevista à TVI, todo bronzeado e com vista para o mar a justificar os incidentes de Loures com o aumento desemprego¹ , repetindo os argumentos de Jerónimo de Sousa percebi logo que aquele bairro maravilha foi uma invenção do PCP.”
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¹ Isto só podia ser uma nota de rodapé.

4 comentários :

Anónimo disse...

Há uns tempos, chamavam a isto anti-comunismo primário, não era?

Anónimo disse...

Era. Mas agora não se trata de "anti-comunismo primário", mas sim de anti- "comunismo primário" (a colocação das aspas é essencial). O "comunismo primário" trasveste-se hoje de "multiculturalismo"; em nome deste, nós, os "racistas brancos", devemos tolerar que os racistas pretos e ciganos se matem uns aos outros e perturbem a vida dos cidadãos pacatos e ordeiros; que os cidadãos de "cultura" islâmica pratiquem a excisão genital sobre crianças indefesas; que as cidadãs dessa mesma "cultura" andem na rua mascaradas, sem que se possa reconhecê-las, o que me parece que é proibido aos outros cidadãos; que os cidadãos de "cultura cigana" casem as filhas à força aos 12 anos de idade e dêem um tiro a quem se permita dirigir um ionofensivo "piropo" às suas filhas; etc., etc., etc.
A este propósito recomendo a leitura, no "Expresso" de hoje, do Editorial de fls.36 e do artigo de Henrique Raposo de fls. 37, sugestivamente intitulado "O racismo cor-de-rosa", do qual me permito respigar o seguinte:
"A 'comunidade' não puxa gatilhos. Até prova em contrário, apenas os indivíduos conseguem disparar uma arma.E aqueles 'cowboys' da Quinta Da Fonte têm de ser julgados; não podem ser desculpabilizados com base na cor da pele.".

Anónimo disse...

Meu Caro Horácio,

Gostei muito de ler o seu comentário.

A questão é antiga.

A democracia pugna pela tolerância.

Mas devemos ser tolerantes para as pessoas que não são tolerantes?

Devemos permitir livremente as manifestações de neo-nazis?

Devemos consentir que seja livremente vendido o Mein Kampf?

De qualquer modo, devemos respeitar o comunismo, permitir a existência de um partido comunista e considerar ridículo comentar o estilo de vida dos comunistas. Se vão ou não à praia bronzear-se, é lá problema deles.

Anónimo disse...

EU SOU ANTICOMUNISTA, PORQUE NÃO ACEITO A MENTIRA COMO VIVER AO LADO DAQUELES QUE SUPRIMEM A VERDADE.VEJAM O QUE SE PASSA EM CUBA COM A MEDICINA.NUM PAIS "maravilha" a saude esta pelas ruas da amargura. Ora vejam o que diz uma residente.

De gratuidades y otras fantasías
Escrito por: Yoani Sanchez en Generación Y , Julio,19,2008


Voy a buscar un colirio para mi ojo derecho que tengo irritado desde hace un par de días. Dos horas de espera en el médico de la familia me permiten enterarme de todos los chismes del barrio, de boca de las vecinas que van a “pasear” al consultorio. La doctora se queja de que tiene mucha carga de trabajo, porque parte de sus colegas está de misión en Venezuela, y me escribe una remisión mientras se come una pizza de seis pesos.

En el policlínico el panorama es similar, pero la preocupación por mi ojo hace que me porte bien y espere a que me atiendan. Un señor con unos espejuelos antediluvianos me advierte que él marcó en la cola desde la seis de la mañana, así que calculo que podré terminar de leerme una novela mientras aguardo. Con sorna, una viejita me insinúa –sin que yo haya abierto la boca- “esto es así porque es gratis, si hubiera que pagarlo, otro gallo cantaría”.

No me sorprende su expresión, pues frases como esas aparecen con más frecuencia por todas partes, pero me quedo pensando en el raro concepto de gratuidades que maneja la señora. Al decírmelo yo imagino que la lámpara de Aladino, frotada por once millones de cubanos, ha logrado proveernos de estos hospitales, de las escuelas y de otros publicitados “subsidios”. Pero el espejismo del genio con sus tres deseos me dura poco, caigo en cuenta que todo eso lo pagamos cada día con un alto precio.

El dinero no sale, como la señora cree, del bolsillo bondadoso de quienes nos gobiernan, sino de los altos impuestos que nos cobran por cada producto adquirido en las tiendas de pesos convertibles, de los excesivos pagos que nos obligan a hacer en los trámites migratorios, del gravamen humillante que las monedas extranjeras tienen en esta isla, y de la subvaloración salarial en que están sumidos todos los trabajadores. Somos nosotros los que pagamos estos servicios de los que, vaya ironía, no podemos quejarnos.

Es más, pagamos también la gigantesca infraestructura militar, que en sus delirios guerreristas consume una buena parte del presupuesto nacional. De nuestros agujereados bolsillos, salen las campañas políticas, las marchas de solidaridad y los excesos de protagonismo que nuestro gobierno se permite tener por todo el mundo. Somos nosotros los que financiamos nuestras propias mordazas, los micrófonos que nos escuchan, los delatores que nos acechan y hasta la tranquila parsimonia de nuestros parlamentarios.

De gratuidades nada. Cada día pagamos un alto precio por todas esas cosas. No solamente en dinero, tiempo y energía, sino también en libertades. Somos nosotros mismos los que sufragamos la jaula, el alpiste y las tijeras que nos cortan las alas